Obras de Leonardo da Vinci

Si hay algo que fascina a la mayoría de las personas que indagan en el universo esotérico y místico, es develar los misterios de Leonardo biografia de leonardo da vinci un vasto universo donde todos sabemos que su obra es muy vasta, como una árbol con innumerables ramas y un inmenso caudal de hojas… especialmente lo correspondiente a sus pinturas que atesoran un importante realismo y un misterio que se ha mantenido por cientos de años en un profundo sincretismo.



Muchos investigadores han estudiado sus obras y analizado tanto la simetría, como la paleta de colores, el manejo de luces y sombras, el realismo de las expresiones de los rostros que inmortalizó, siguiendo siempre las bases de una proporción exquisita, propias de la geometria sagrada aplicada en toda su magnificencia.

Cada cuadro de Leonardo es y será una manifestación que expresa una profunda espiritualidad y una experiencia mística plasmando en cada obra ciertas claves así reconocer nuestro camino espiritual de una forma directa y personal, algo tan profundo que atraviesa desde la vida biológica hasta la misma existencia del ser, aspectos claves que impulsan la Evolución Consciente que invita a saborear la divinidad que el humano guarda en su naturaleza más genuina y que debe expandir, así alcanzar su verdadero propósito en este plano.

Dentro de sus obras también se destaca el Hombre de Vitruvio que si bien no es una pintura, sino un enigmático dibujo que representa mucho más que un canon de proporciones. Aquí nos brinda importantes referencias sobre los tiempos que la conciencia se mueve, tanto en lo lineal como en lo circular, en la medida que ésta se expande, siguiendo el viaje mismo de la Geometría sagrada.



Representa también un mapa iniciático desde las formas (representado por el cuadrado) hacia el mundo sutil o espiritual (representado por el círculo) donde el humano debe ¨moverse¨ activamente así trascender las limitaciones en la que se encuentra atrapado aquella mítica ¨chispa divina¨ que a igual que un diamante, que debe trascender su evolución desde el carbón como lo enseñaba la misma alquimia en su viaje hacia la transmutación del alma.

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